domingo, 2 de septiembre de 2018

19-08-2018. Crónica de la Madrid Gijón Madrid




La prueba.

Comienza en Torrelaguna (Madrid) llega a Gijón y vuelve exactamente por el mismo itinerario pasando por El Casar, Ayllón, Tórtoles de Esgueva, Frómista, Sahun, Cistierna, Riaño, Puerto del Pontón y Cangas de Onís.

Tiene 1.260 Km, 12.000 metros de desnivel y se dispone de un tiempo máximo para completarla de 90 Horas.

En la salida nos dimos cita unos 220 participantes que salimos en cuatro tandas con quince minutos de separación.

Capítulo 1. Guardando fuerzas entre amigos.

Anduve bastante nervioso el día de la salida, que no se produjo hasta las ocho de la tarde, porque me invadía el mal recuerdo de la París Brest París, prueba en la que pasé muchos más aprietos de los nunca imaginados.

En aquella ocasión la ida me costó unas 24 horas pero completar la vuelta me llevó más de 42. 

42 horas de sufrimiento y penurias.

Esta vez tiene que ser distinto, me dije, esta vez tienes que hacerlo mucho mejor.

Por suerte coincidí con un montón de conocidos y entre saludos y conversaciones llegó la hora del comienzo.

Ya en la carretera, y tras una caótica salida, me vi obligado a correr hasta el kilómetro 80 para dar caza al grupo de un colega de Tolosa (Ángel) que había empezado quince minutos antes que yo.

En Atienza (Km 100) nos integramos en un numeroso grupo y, bien organizados, fueron cayendo los kilómetros hasta cerca de Cistierna (Km 440) donde apenas me detuve y continué la marcha en solitario porque quería llegar el miércoles por la mañana, y cuanto antes mejor.

Comienza la aventura.


 Comenzando a toda máquina y a relevos con los austriacos.












La noche en compañía se pasó muy bien.







Frómista.





Capítulo 2. En solitario.

Había guardado fuerzas y rodé bastante bien hasta el segundo paso por Cangas de Onís (Km 708).

Allí, siendo ya noche cerrada, decidí echar una cabezada pero el overbooking de colchonetas (dormían la mayoría de corredores que afrontaban todavía el trayecto a Gijón) y la mala educación de algunos compañeros sólo me permitieron dormir unos veinte minutos.

Afronto el Puerto del Pontón de noche y con la cabeza espesa pero me cruzo con un sinfín de participantes haciendo aún la ida y me consuelo. A ellos les va a tocar remar mucho para evitar el fuera de control, me digo, y no me gustaría estar en su pellejo, tú vas bien.

El frío amanecer de Riaño me deja bastante tocado y me entra sueño pero decido tirar hasta el control de Cistierna (Km 810).

Veo varias bicicletas aparcadas y, entre el miedo a los ruidos y el deseo de avanzar alguna posición, además de las ganas de evitar el temible calor de la meseta, decido echar dos cafés y continuar sin dormir.

Camino del Puerto del Pontón, a la ida.












Asturias.



Vistas sobre Gijón desde el alto de la Madera.





Segundo paso por Cangas de Onís.




Capítulo tres. Castilla.

Bordeando Sahún (Km 860) el sueño, engullido por el Sol y el calor, ya ha desaparecido.

Menos mal que estoy acostumbrado a la estepa zaragozana y paso las largas rectas palentinas sin descomponerme.

El valor de jugar en casa lo noto en el control de Tórtoles de Esgueva (Km 1.020) donde la señora del bar me anima diciéndome que voy séptimo y soy el segundo español a la vez que espanta de la barra a otros corredores franceses, ya retirados, que preguntan en busca de un hotel.

La gente me da buena conversación mientras como un plato de arroz y salgo con la moral por las nubes con el objetivo de bajar de las 60 horas.

El brío me dura hasta que llega la noche, la tercera, y me desmorono en los kilómetros previos al control de Ayllón (Km 1.090).

Mentalmente voy desecho porque pese a no llevar mal ritmo tengo la sensación de que no avanzo y que cada kilómetro me cuesta diez minutos.

En Ayllón me reaniman los aplausos y atenciones de sus gentes y tras dormir media hora y cenar prosigo con el reto.

No será fácil pero quiero apurar mis opciones de bajar de las sesenta horas.

Largas y cálidas rectas palentinas.




Bonito puente sobre el Duero.





Capítulo cuatro. Un largo y duro final.

Subiendo el alto de Somolinos (1.420 metros de altitud) los ánimos de las gentes de Ayllón quedan ya muy lejos y vuelvo a batirme en solitario.

Mucho frío y desesperanza en el páramo segoviano.

Pasado Atienza (Km 1.160), el próximo control (Cogolludo), quedará a unos cuarenta  kilómetros pero debo parar porque tengo el sentido de la vista alterado, veo deformada la realidad, y debo dormir algo.

Una marquesina de autobuses me sirve para ello y descanso unos veinte minutos antes de seguir.

Sin opciones de bajar de las sesenta horas disfruto en Cogolludo de buena conversación, mejor avituallamiento y consigo despejarme.

Ya quedan pocos kilómetros y, mejor aún, pocas horas de noche.

Supero los últimos repechos con dignidad aunque debo esforzarme en los muy llevaderos kilómetros finales porque voy muy castigado tanto física como mentalmente.

Llego fundido a Torrelaguna pero contento y satisfecho; lo he pasado bien, he disfrutado la prueba y la he realizado mucho mejor que la París Brest París, así que  algo habré aprendido en los últimos años, me digo.

Al final 61 horas y 56 minutos.

Hago la última foto en el último amanecer,  ya muy cerca de la meta. 



6 comentarios:

  1. Las palabras humildad, humus (tierra que se pisa) y hombre (homo) tienen el mismo origen.
    Samuel, el hombre humilde que cree en la tierra, y quiere conocerla de primera mano. Con abnegación, respeto y agradecimiento.
    Los héroes pueden volar, tú pedaleas y cada paso te hace mejor.

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  2. Enhorabuena Samuel. Si la has disfrutado es lo que perdurará en los recuerdos. Es más dura que la PBP. Yo también la hice casi en solitario en la anterior edición. 👏👏👏👏

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  3. ¡Felicidades Samuel!, una gran gesta personal y también en lo publico, pero sobre todo me imagino que algo que deja un gran poso en la memoria y en el corazón. Una crónica estupenda.
    Muchas felicidades y felices proyectos.

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  4. Una muesca más en tu dilatado currículo ciclista. Ya no me sorprendes, Samuel, a pesar de que me siga asombrando tu capacidad para mantenerte despierto tanto tiempo. Disfruta de tu gesta, que lo es.
    Saludos.

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  5. Gracias por los comentarios.
    Sí, la prueba dejó grandes momentos de sufrimiento y plenitud para el recuerdo. Aunque ahora, ya descansado, va siendo hora de pensar en los proyectos del año que viene.
    Un saludo.

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