Las fotografías las realicé entre el viernes doce de junio y el sábado trece en el itinerario que a continuación detallaré. Fueron 806 Km y, calculo, aunque podrían ser muchos más, unos 8.000 metros de desnivel.
La ruta la realicé del tirón (entiéndase sin parar a dormir) y en solitario en un tiempo total de 37 horas y 45 minutos (33 horas y 43 minutos sobre la bicicleta).
El recorrido, que trancurrió por las provincias de Zaragoza, Guadalajara, Teruel y Cuenca fue: Zaragoza, Daroca, Molina de Aragón, Checa, Orihuela del Tremedal, Mariana, Priego, Alcaltud, Valtablado del Río, Renales, Sigüenza, Molina de Aragón, Calamocha, Fonfría, Cortes, Belchite, Fuendetodos, Zaragoza.
Aventura dedicada al Prepirineo aragonés.
Joder, para esta primera parte de mis vacaciones, yo tenía en mente otra ruta, otra cosa.
Quería rodar por mi casa en una jornada maratoniana y llena de puertos, en un sube y baja continuo, una superbrevet (600 Km con más de 10.000 metros de desnivel) independiente, con llegada y salida desde mi pueblo, Larués.
Pero las tormentas, allá en el norte, impusieron su Ley y no hubo más que hablar.
A toda prisa, con un día de margen, tuve que confeccionar un plan B y, a la vieja usanza, sin más información que la facilitada por los mapas, diseñé un nuevo recorrido.
Así, de rebote, me encontré con la ruta más dura, las cosas son lo que son y sus circunstancias, que jamás haya afrontado.
Hubo momentos terribles pero aguanté porque, y no me cabe duda, todas las dificultades del camino, que no fueron pocas, las tenías ya sufridas de mis rutas por el Prepirineo, que es mi casa.
De allí la dedicatoria.
Preámbulo. Vuelo directo.
Mentiría si dijera que he estado en Londres (...) y no he visto a ninguna Reina en paños menores como dijo aquel. Pero les diré algo: después de conocer Los Ángeles...esta historia que me dispongo a relatar...creo que he visto algo más asombroso que cualquier cosa que hayan podido ver en uno de esos lugares y además en mi idioma. Así que puedo morir con una sonrisa sin tener la sensación de que el Señor me la ha jugado.(De la película El Gran Lebowsky).
Bueno, con dinero me habría marchado diez días a los Alpes pero este año el presupuesto se lo llevará la factura del dentista y este reto fue la única manera que me quedó de viajar.
Sí, porque muchas veces lo desconocido no empieza tras un aeropuerto sino en uno mismo, ¿acaso enfrentarse a los temores propios, ponerse a prueba, hacer un salto sin red, aún a las puertas del hogar, no es viajar?, ¿no buscamos cuando viajamos experiencias enriquecedoras, diferentes a las que pueblan la cotidianidad?
Y ya les adelanto que, al final, este proyecto fue un viaje, y perdonen la expresión, acojonante.
Comenzamos, ¿quién dijo que la carretera de Valencia es aburrida?
Capítulo 1. La gran incógnita.
El viejo boxeador había hecho buenos combates en el pasado pero ahora sus nudillos estaban rotos, sus cejas eran de papel de fumar y sus arterias ya no tenían elasticidad (...). Su rival no sólo era joven sino bueno (...) la pelea era desigual, el viejo boxeador sabía que iba a perder, pero tenía que luchar, tenía que aguantar. (De la película El Crack 2).
En efecto, todavía tenía secuelas de los seiscientos kilómetros del fin de semana anterior.
Pero el tiempo daba una tregua a partir del viernes y no pude esperar, ¿y si la próxima semana continúan las tormentas?, ¡me quedaré sin nada!, me dije el jueves por la tarde.
Así que con alguna que otra molestia y, sobre todo, con el cansancio en el alma que siempre dejan las grandes rutas, comencé a pedalear.
Rebasado el Puerto de Santed, camino de Molina, dentro de aquellas interminables rectas, con el viento en contra, Castilla me pareció una tierra sin principio y sin final.
Madrugué más que el Sol y comencé el trayecto de noche.
Campos de Cariñena
Un selfie subiendo Paniza.
Daroca
Grandes rectas poco antes de entrar en Guadalajara.
Embid (Guadalajara)
Primer paso por Molina de Aragón (Km150).
Ya que estamos aquí queremos algo más de tí,(...), os dije que tenía un plan, tengo un plan cojonudo, quiero lo que hay en la caja, (...) si nos fuésemos de aquí sin eso seríamos idiotas, (...) hemos venido aquí para conseguir algo de puta madre (...) hemos venido a esta puta casa para llevárnoslo todo y eso es lo que voy a hacer, ¡llevármelo todo!. (De la película Boogie Nights).
Disfruté del rompepiernas de aquel lugar donde se rozan Guadalajara, Teruel y Cuenca.
El día estaba siendo plácido, tranquilo y tuve el pensamiento de entrar en Cuenca capital (pasé a diez kilómetros) para dormir en un hotel, ¿por qué no pasar unos días haciendo rutas agradables y suaves?.
Pero ya no había marcha atrás, la decisión estaba tomada, ese tipo de viajes quedarán para la jubilación, me dije con la característica socarronería aragonesa.
En cuanto pasamos Molina de Aragón entramos en el Parque Natural del Alto Tajo y vamos encontrando bonitos paisajes.
El Puerto de Orihuela, ya en Teruel, es más bien una sucesión de repechos.
Las inmediaciones de Frías de Albarracín (Km 255) resultan espectaculares. En el restaurante de este pueblo, y pese a llegar sobre las cinco de la tarde, di cuenta de una magnífica comida.
El nacimiento del Tajo, ya no sé si en Cuenca o en Guadalajara, y que Castilla me perdone.
Capítulo 3. El colapso.
El cuerpo sabe lo
que los boxeadores no saben. Como protegerse. Un cuello sólo puede girar hasta
un punto. Gíralo un poco más, y el cuerpo dice, “Oye, a partir de aquí ya me
encargo yo, porque no sabes lo que haces”. Ahora túmbate, descansa, y ya
hablaremos cuando recuperes el reconocimiento. Se llama mecanismo del Ko. (De la película Million Dollar Baby).
En Priego (Km 385) cené un poco, llené mi botellín con dos cortados y me puse la camiseta térmica y el chubasquero. A la noche, pensé, llegó bien preparado.
La carretera era buena, impecable, pero poco a poco, por goteo, me fui deshaciendo, la sucesión de curvas, la visión de las señales indicándolas, terminó por desquiciarme, no sé muy bien por qué, pero así fue.
La carretera GU-929 me recibió con un rápido descenso y el frío no tardó en hacerse palpable. Al principio, a base de pequeñas paradas, pude mantenerlo a raya, pero, después, se me hizo insoportable.
El frío, ese frío, me dejó vacío, muerto, sin energías, sólo podía pensar en una cama caliente, en dormir a pierna suelta con cien mantas encima.
Cuando realicé la última parada para frotarme las piernas, para dejar de cortar el aire con la velocidad, casi me quedo dormido, de pie, tal cual, estaba claro, ya no me quedaba nada, el frío había chupado todas mis energías.
La carretera era buena, impecable, pero poco a poco, por goteo, me fui deshaciendo, la sucesión de curvas, la visión de las señales indicándolas, terminó por desquiciarme, no sé muy bien por qué, pero así fue.
La carretera GU-929 me recibió con un rápido descenso y el frío no tardó en hacerse palpable. Al principio, a base de pequeñas paradas, pude mantenerlo a raya, pero, después, se me hizo insoportable.
El frío, ese frío, me dejó vacío, muerto, sin energías, sólo podía pensar en una cama caliente, en dormir a pierna suelta con cien mantas encima.
Cuando realicé la última parada para frotarme las piernas, para dejar de cortar el aire con la velocidad, casi me quedo dormido, de pie, tal cual, estaba claro, ya no me quedaba nada, el frío había chupado todas mis energías.
Fue el momento más duro que jamás haya vivido sobre la bicicleta.
No eran ni las tres de la mañana.
Un plácido y tranquilo atardecer.
Cruel sorpresa la del estado del asfalto entre Arbeteta y Valtablado del Río.
Capítulo 4. Resurrección y noble furia.
(...) y Rocky, tras estar rodillas en tierra un par de segundos, tres como máximo, se levantó y se fue directo a por Walcot como si allí no hubiera pasado nada. ¡Chico! empezó un cambio de golpes demoledor. Todo el mundo creía que Rocky Marciano iba a conocer el KO por primera vez en su vida pero Rocky, que era un tío tan frío capaz de mear hielo, frenó a Walcot e impuso su distancia. (De la película El Crack).
Sigo.
Cabizbajo, en mitad de la nada, en un lugar totalmente desconocido y sobre un asfalto infame, me dije, en un ligero susurro, como dejándolo caer, que debía continuar, tarde o temprano tocará subir y allí entraré en calor, la carretera no puede bajar eternamente, esta mierda, en algún momento, se tiene que acabar.
Aquella esperanza comenzó a crecer, como una bola de nieve que arrastra todo a su paso hasta que se transformó en un grito fuerte y contundente: ¡Venga joder!, ¡tienes que seguir copón!.
Volví a montarme en la bicicleta, apuré los cafés del botellín, seguí gritando, la sensación de frío dejó de ser incontestable, pude dominarla, avancé con paso firme, decidido, me había salvado.
Sobre las cuatro de la mañana el asunto ya estaba controlado y, con tranquilidad, me dije, y ahora me lo repito, que cuando vaya de noche por un terreno desconocido llevaré siempre ropa de abrigo como para ir al polo norte.
Lo cierto es que faltó poco para arrojar bicicleta, asaltar cualquier lugar medianamente resguardado y echarme a dormir.
En Sigüenza (Km 490) ya había pasado lo peor.
Capítulo 5. La Gran Depresión.
Este mundo es una puta mierda sí, pero estoy vivo y no tengo miedo. (De la película La chaqueta metálica).
Alcolea del Pinar (Km 510) celebraba sus fiestas y cuando pasé por el pueblo lo hice a escasos metros del escenario de la orquesta. Sonaba un clásico de La Polla Records y aquella audición me transportó a tiempos de celebraciones, recordé las fiestas de mi pueblo, esbocé una sonrisa, recuperé el optimismo y volví a rodar con fuerza.
Pero aquel soplo de vida no tardó en extinguirse, al poco me vi arrastrándome por la carretera en medio de aquellas rectas inabordables, en una mañana fría y penosa.
El camino hasta Molina de Aragón (Km 575) fue un auténtico suplicio pero, al menos, ya era de día, en breves pararía a desayunar y el frío dejaría de existir.
El páramo es parco en distracciones y rodar por este tipo de lugares siempre se me hizo pesado.
Alcolea del Pinar (Km 510) celebraba sus fiestas y cuando pasé por el pueblo lo hice a escasos metros del escenario de la orquesta. Sonaba un clásico de La Polla Records y aquella audición me transportó a tiempos de celebraciones, recordé las fiestas de mi pueblo, esbocé una sonrisa, recuperé el optimismo y volví a rodar con fuerza.
Pero aquel soplo de vida no tardó en extinguirse, al poco me vi arrastrándome por la carretera en medio de aquellas rectas inabordables, en una mañana fría y penosa.
El camino hasta Molina de Aragón (Km 575) fue un auténtico suplicio pero, al menos, ya era de día, en breves pararía a desayunar y el frío dejaría de existir.
El páramo es parco en distracciones y rodar por este tipo de lugares siempre se me hizo pesado.
Grandes inventos de la humanidad.
Capítulo 6. El final del túnel.
Un tipo como tú, si administra el resuello, lo puede lograr (de la película El Bueno, el Feo y el Malo).
En Molina todavía me quedaban 230 Km pero estaba tranquilo, sabía que podía recuperar.
Sólo tenía que volver a disfrutar sobre la bicicleta, rodar como esos señores que se ven los domingos, que van tranquilos, mirando el paisaje, respirando, paseando.
Es lo que hice y en Calamocha (Km 637) la recuperación era ya una realidad.
Vuelvo a rodar por Aragón.
El Puerto de la Fonfría bonito y, dadas las circunstancias, largo.
Capítulo 7. La Tormenta.
Así es (…). He disparado sobre cualquier cosa que tuviera vida y se moviera y hoy he venido a matarle a usted. (De la película Sin Perdón).
No sé si por las historias que me contaba mi abuela Magdalena sobre las tormentas y sus peligros o por alguna vivencia propia los truenos me ponen los pelos de punta.
Comencé a escucharlos subiendo el puerto de La Rudilla y tuve que buscar refugio en Cortes (Km 695) para resguardarme de la lluvia.
En el bar pregunté qué pronósticos daban para la tarde y la respuesta no dio pie a la esperanza, "han dicho que por aquí va a caer la mundial".
En cuanto la lluvia amainó salí y puse la directa.
Afortunadamente en Belchite de la tormenta sólo quedaba la lluvia y no habiendo ni truenos ni relámpagos aquello poco me importó, mientras no truene, pensé, que llueva me la trae al pairo.
Así que pude volver a Zaragoza por Fuendetodos, que era lo programado, y poner punto y final a esta magnífica aventura de la forma soñada.
La tormenta apareció de la nada.
Los últimos sesenta kilómetros los hice bajo la lluvia.
Virgen de la Dorleta, la patrona de los ciclistas españoles.
Y ahora a descansar y a recuperar que para el primer fin de semana de julio, Dios mediante, también tengo grandes planes.
Grande, muy grande, Roko. Eres de otro planeta. Qué leche, de otra galaxia. He sentido el frío que tú sentías mientras leía. Me descubro.
ResponderEliminarLo del Zaragona fue un sorpresón pero lo tuyo ya no sorprende a nadie. ¡Impresionante! Vas a tener que salir de Estrasburgo para que la PBP no se te haga corta, jejeje
ResponderEliminarMuy buenas. Gracias por tu comentario pero de otra galaxia es el Real Zaragoza, ¡menuda machada hizo ayer!
ResponderEliminarLa verdad que el frío fue brutal, nunca antes tuve tanto y eso que he hecho rutas a varios grados bajo cero pero....
Un saludo.
Gracias Joseba. Aunque, y eso espero, la París Brest no se me haga tan dura (por el tema del avituallamiento y la compañía) mejor no hacer excentricidades....
ResponderEliminarP.D. ¡Ay! Las cosas del Zaragoza,, capaz de meterle seis goles a los grandes y quedar eliminado en la copa por el Cacereño...Esta vez tocó cara...veremos a ver los siguientes partidos...
Tu relato me ha traído el frío, el cansancio, la desolación y el apagarse casi, pero también el primer calor del día y el regreso de la fueza, el olor de la casa ya próxima y el volver a querer empezar otra aventura.
ResponderEliminarTambien me trae el silencio que tuviste que romper con un grito que nadie escucharía.
Creo que no será el mismo después que antes. Cada viaje lleva la promesa de ese cambio.
Ahora, a conservar fuerzas para la PBP y a dejar la épica para los libros de caballería.
Un abrzao,
Frank
Aunque, ahora, es tiempo de conservarse hata la PBP.
Sigue viajando crack, bebiendo y derrochando esas vivencias interiores, pero sobre todo, no dejes de contarlas. Enhorabuena por la aventura y gracias de nuevo por romper con la cotidianidad. TH
ResponderEliminarIncreíble Samuel, cascarte esto tras 600 km la semana anterior. Decir impresionante es decir poco, muy poco. Felicidades por ese tesón y esa cabeza que tienes principalmente, hay que ser muy grande para pasarlas tan canutas y seguir hacia adelante. Un abrazo,
ResponderEliminarPeritoribio
Peritoribio, gracias por tu mensaje.
ResponderEliminarDe todos modos la larga distancia se trata de eso, de seguir hacia delante, aunque tú también lo sabrás muy bien. ¡Ya contarás si para este año tienes alguna cosa entre manos como la del año pasado!
Un saludo.
Hombre, Frank, cuánto tiempo.
ResponderEliminarDesde luego ya pensando en el próximo reto, Dios mediante el primer fin de semana de Julio, donde necesitaré algún tipo de apoyo logístico, así que no haga planes para esos días.
Un saludo.