martes, 29 de enero de 2013

Larués- Martes- Ruesta- Cuatro Caminos- Undués de Lerda- Urriés- Cuatro Caminos- Pintano- Larués



Las fotos las realicé el pasado domingo en el itinerario descrito en el título. Son 93 Kilómetros y unos 1.500 metros de desnivel.

En la bicicleta hay que aceptar las dificultades propias del clima, con honradez y sin prejuicios, si no se puede acabar haciendo siempre lo mismo, sin aprender nada.

 
El pueblo de Martes (Huesca)


El entretenido Camino de Santiago y el pueblo de Artieda (Zaragoza)






Pintorescas formas entre Artieda y Ruesta




Ruesta (Zaragoza)


El puerto de Cuatro Caminos lo subí por el Camino de Santiago. Varios kilómetros los hice andando porque la nieve no dejó otra opción.







Me acerqué a una escuela de Yoga que hay en la zona y desde donde se obtienen magníficas vistas.





Vista sobre Sos del Rey Católico desde el descenso hacia Undués de Lerda


Entre Undués de Lerda y Urriés también me tocó empujar la bicicleta, esta vez por el barro.




Las alturas ofrecen buenas vistas entre el Puerto de Cuatro Caminos y Undués Pintano




Pintano (Zaragoza),


Vistas del Puerto de Bagüés



La iglesia románica de Bagüés (Zaragoza), capeando temporales desde el siglo XII.


Mapa de la ruta,


En negro los tramos de pista, en rojo los tramos de carretera y en amarillo carretera en obras (intransitable para la bicicleta de carretera en días de lluvia).






viernes, 25 de enero de 2013

Reflexión o desvarío desde el enfado (hoy no hay fotografías)


El bueno, el feo y el malo.

Total, que el americano nos ha engañado, menudo tramposo y vaya tiparraco.

Algunos periodistas patrios se llevan las manos a la cabeza, el asunto les ha pillado de nuevas porque hace tiempo que dejaron de investigar más allá de las alcobas madridistas. Ya no quedan Aretas.

Hablan sobre el amigo texano y lo ponen a parir, de matón para arriba y todo de oídas, que no saben nada, que sólo han visto esa entrevista, por supuesto subtitulada.

Los mismos periodistas que defendieron a Don Solomillón, ese fenómeno que engullía por igual rivales y chuletones, ahora dan lecciones de moralidad.

En ese cocido tampoco investigaron, no tocaron ni un palillo que diría el abuelo, y eso que hubo indigestión.

Y es que Contador se marcó una milonga y demostró que contando cuentos también es todo un campeón, y contaminación alimentaria.

El chuletón vino de Irún que los vecinos no tienen esas calidades y por eso nos invadieron en el siglo diecinueve.
Sus compañeros de equipo se quedaron alicaídos, el paisano no les dejó probar aquella carne, que siempre hubo clases. Por eso ellos dieron negativo en el infalible control antidoping, no seamos mal pensados, que un niño bueno nunca deja el plato sucio y caso resuelto.

Pacharán y partida de mus se ve que no hubo, en plena competición no caben tales excesos.

Y lo de Valverde, eso sí que fue una carambola.

Aparecen unas bolsas de sangre condimentada que, por arte de birli birloque, llevaban sus iniciales y el nombre de su perra. No, no, no, que el tipo es legal, que le han hecho un montón de controles y nunca ha dado positivo,  en eso se parece a Amstrong, y el chaval dice que no sabe nada, y hay que dejarlo correr.
Por si acaso le jodieron dos años y los periodistas empezaron a hablar de manías persecutorias contra el primer espada murciano.

O sea que Contador se arrancó por bulerías y olé, que habrá sido un medicamento que me ha hecho reacción, ¡no he bebido nada señor agente! y Valverde dijo que el tabaco no es mío mamá, que no sé que hace en mi cajón, y que buenos que son. 

El que me cae bien es Manzano, a él le dio por piar fuera del confesionario y algunos le tildaron de majadero, de amante despechado ante el quiero y no puedo. Afortunadamente hubo gente que le creyó y le escuchó, y algún asunto llegó a buen puerto.

Y Lance, Lance es un mentiroso, de él no me creo nada, salvo la última entrevista, naturalmente.

lunes, 21 de enero de 2013

Col de Issarbe, 1.425 metros de altitud

Cuando se te acabaron los regates la paciencia y la honradez se abrieron paso hasta la cima pero, de repente, en frío, sin haber abierto fuego y merecer tal destierro, ¡crac!.

Y en un visto y no visto se acabó aquel maravilloso camino. Las escrituras, los mapas, habían prometido tantas cosas que me quedé petrificado, se me cayó el alma al suelo, nunca entendí aquella súbita aspereza.
  
¿Qué pasó para que cambiases tu discurso y me prohibieras hasta un inocente paseo?

Hubiese roto en mil pedazos los árboles caducos que custodiaban tu salida, mi futuro, pero no pude, me quedé cariacontecido, perdí el aliento, era una tarde de primavera, todo pasó a cámara lenta, lo siento.

Vuelvo en invierno, torpe y desesperadamente, porque necesito mi revancha, levantarme, limpiar el camino y mi conciencia, mostrar algo de fuerza y tener la oportunidad de fundir ese hielo que impide el devenir de tu destino, dejar de parecer un pobre hidalgo metido a esperpéntico caballero.


Es una subida magnífica que salva 1.100 metros de desnivel en 11 kilómetros.


























Nota: La subida se puede prolongar hasta la Piedra de San Martín pasando por el Col de Soudet, aunque este camino no siempre esté abierto.