Las fotografías las realicé ayer en el itinerario descrito en el título. Fueron 320 Km y 1.800 metros de desnivel.
Los pronósticos del tiempo no eran muy halagüeños así que no madrugué en exceso y salí con la idea de hacer unos 200 Km.
No obstante, antes de salir, y por si acaso, cogí el chaleco reflectante y el foco delantero. Y, bien pertrechado, fue añadiendo kilómetros a la jornada.
El Puerto de Alcubierre (el único de la ruta) lo subí por la carretera vieja. Mucho más bonita que la nueva y que permite una visita a los búnkeres de la guerra civil.
Después tiro hacia Fraga (no visitaba la villa desde la Brevet 1.000 de Zaragoza del año 2.014) por un camino plagado de rectas y muy llano.
Allí cojo la célebre N-II. Como la autopista, que va paralela, ya está libre de pago, la carretera apenas tiene tráfico siendo un buen regalo para los aficionados a la bicicleta.
Me sorprende un duro repecho a la salida de Fraga. Según las señales de 2,5 Km al 8%.
Pasado este alto, recorrido anodino hasta Candasnos.
En Candasnos me decanto por tirar hacia Caspe y así hacer otra ruta de 300 Km. Ruedo por una carretera autonómica mucho más bonita que la Nacional.
El Cierzo, que se ha ido animando con el paso del día, empieza a perdujicarme bastante a la altura de Caspe poniendo un toque de dureza al asunto.
El Ebro, a su paso por Escatrón y Sástago.
Paro a abrigarme y a ponerme el chaleco reflectante poco antes de Gelsa.
Poco antes de Alfajarín, en la foto, la Guardia Civil me adelanta y me da el alto. Con la Guardia Civil me ha pasado de todo (desde hacerme soplar hasta registrarme la mochila). En esta ocasión resultó que llevaba la luz trasera apagada (supongo que en algún bache se apagaría) y todo quedó en una advertencia, necesaria y de agradecer en este caso.
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