Las fotografías las realicé el Sábado en el itinerario descrito en el título. Fueron 172 Km y 2.600 metros de desnivel con algún tramo sin asfaltar ideales para una bicicleta gravel.
Bueno, pues invierno atípico y, de momento, ni nieve ni frío.
Se me hizo raro porque mientras el ambiente, primaveral, invita a hacer más la forma física, la propia de enero, incita a plegar velas a una hora prudente.
Pero, y pese a la dialéctica, el día quedó perfecto.
Vista de Echo, donde comienza la subia a Aguas Tuertas (1.600 metros de altitud). Los primeros kilómetros, no sé, doce o catorce, están asfaltados y los últimos diez (al 4,5% de pendiente media) se hacen por una pista en perfecto estado.
Monasterio de Siresa.
El tramo asfaltado, hasta la Selva de Oza, no tiene desperdicio.
Y el tramo de pista resulta espectacular. Subida muy recomendable.
Vuelvo a Echo por el mismo lugar y cruzo a Ansó por la carretera, pasando un modesto puerto de montaña.
La siguiente subida es de una fisionomía muy similar a la anterior. Suave ascenso por carretera (unos doce kilómetros) y luego buena pista hasta los 1.550 metros de altura (en unos 6 kilómetros).
La carretera, como siempre, entretenida.
El tramo sin asfaltar no lo había hecho nunca pero lo tenía en la agenda desde hace mucho. Y no defraudó.
Vuelvo a Ansó por el mismo sitio y vuelvo a casa por la Foz de Biniés (pongo una foto del castillo del pueblo homónimo) y por Berdún y Martes, que también tiene un tramo de unos 4 km sin asfaltar.
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