NOTA: No quería que pasase febrero sin poner una crónica sobre esta magnífica, y recomendable, marcha cicloturista que pude hacer el año pasado.
Tras el texto adjunto unas fotografías que hice ese mismo día pero que, en ningún caso, captan la belleza del recorrido. Algunas están tomadas en marcha y salen algo borrosas.
La prueba consta de 330 Km y 8.000 metros de desnivel y transcurre por Francia (azul), Suiza (rojo) e Italia (verde) tal y como detalla la siguiente imagen. Hacerla me llevó 16 horas y 34 minutos.
Capítulo 1. La salida
Un frío que viene de dentro y no hay abrigo posible, eso es lo que había en la salida. O, al menos, en la mía. No comprendí aquella sensación, tras haberme vacunado en las mañanas de enero, en las tardes de febrero, en ese camino de mal retorno bajo la sórdida lluvia de mayo.
Me repetí, varias veces, la frase de los grandes momentos. Después me concentré en aquel descenso nocturno, más tarde me dejé llevar, luego me alegré de haber llegado hasta allí, finalmente, enmarcado en un ambiente gris, oscuro y ante la única mirada de una aduana desatendida, destartalada, llegué a Suiza.
Capítulo 2. Champex Lac
El Sol devuelve el color a los objetos, las personas son ahora de carne y hueso, hablan, ríen, gesticulan y el comienzo de Champex Lac es como cualquier otro lugar de la vieja y soleada España.
Y este puerto lo acabo más descansado de como lo empiezo, respiro tranquilo, doy sepultura a los complejos, ya no soy un niño presentando el telediario, vuelvo a tener treinta y uno.
Capítulo 3. Grand Saint Bernard
Un terreno rectilíneo, como sin final, desmoralizador, y allí, de la nada, surgieron - y no las contábamos entre mis virtudes- y me empujaron, y el avance fue implacable, paciente, templado, ni frío ni caliente.
Arriba el aire se agota, y me despierto, pero ya queda poco, dos rampas y el puerto es mío.
Pisé una Italia diferente a la de los cuentos, silenciosa, solitaria, Aosta parecía un pueblo fantasma.
Capítulo 4. Petit Sanint Bernard
En su cima, tras un esfuerzo colosal, el reloj se puso a girar, a toda velocidad, de repente, no sé por qué.
Empecé a temblar, me puse nervioso, el descenso fue una pesadilla, no avanzaba, el tiempo me doblaba, y todavía me pregunto quién pudo llevarse mis minutos con semejante disimulo.
Me lo tragué, y el ego crujió, se rompió, después lo vomité, no estaría a las siete de la tarde comiendo helados en la meta.
Capítulo 5. Cormet de Roselend
Devorada la paciencia, a merced del viento, soy un elefante, gris, pesado, lento.
Y por pura inercia, sin retorcerme, sin aspavientos, liquido este puerto.
Capítulo 6. Col des Saisies
Al inicio me acuerdo de ti, saboreo una gaseosa, recostado en la cadiera, desempolvo los galones, se hacen visibles las viejas condecoraciones, izo la bandera a modo de vela y el cierzo me empuja hasta la cima, como ya hiciera veinte años atrás entre Pintano y Bagüés.
En un abrir y cerrar de ojos, en un instante, fue un visto y no visto, emergió, entre el silencio, la luz de la meta, y aún dudé, pero paré, la miré, la devoré, un año soñando con ella, y arranqué, el tiempo volvió a correr y finalmente la crucé.
La salida (5:00 AM)
Col de las Montets, camino de Suiza.
Descenso de Champex Lac,
Col de Grand Saint Bernard
Petit Saint Bernard
Cormet de Roselend
Las Saisies, el final.