Fueron 600 Km y 6.000 metros de desnivel que pude hacer del tirón (entiéndase sin parar a dormir) en un tiempo total de 26 horas y 17 minutos.
El recorrido, que se adentra en Guadalajara y Cuenca, resulta espectacular y, en su primera mitad, bastante exigente.
Siempre corriendo, siempre mojados y a todas las horas con los Sex Pistols (...) nadie sabe lo que pasamos en aquellas noches frías en la calle tirados pero no importa, pero aquí estamos, somos un poco más viejos pero mucho más borrachos ¡última generación! (de la canción Última generación de Los Porretas).
No hacía una brevet en Zaragoza desde el 2018 y pude ver cómo ha cambiado el mundillo. Ahora hay mucha gente joven que se anima al calor de la moda del mal llamado ciclismo de ultradistancia.
Término para mí incorrecto porque el ciclismo, en su origen, fue un deporte de aventura con etapas interminables y en autosuficiencia donde lo importante era sobrevivir y acabar (la París Brest París celebró su primera edición en 1.891).
Así que deberíamos decir que las Brevets conservan el espíritu de este deporte más que ser algo nuevo y "ultra", lo que son las Brevets son ciclismo en estado puro.
En cuanto a la ruta en sí estuvo de diez. Gracias a estos jóvenes, muy fuertes y generosos, pude completarla bastante rápido y acabar entero
Una jornada de ciclismo muy bonita.
Entre Morata y Calatayud la carretera pasa por uno de los parajes más bonitos de la provincia.
Buena grupeta. Fuimos juntos hasta el control de Zafrilla (Km 340) donde todos, excepto uno que se animó a hacer la noche conmigo, se quedaron a dormir.
Los puertos, hasta Molina de Aragón, no son muy duros pero los vamos haciendo a nuestro ritmo y nos vamos reagrupando después.
El que va delante, que se animó a hacerla del tirón, y el que cierra el grupo estaban muy fuertes. Fueron tirando casi todo el rato hasta el citado control de Zafrilla. Para quitarse el sombrero.
Hasta Molina de Aragón el recorrido se deja hacer. Después empieza ya un terreno bastante duro.
En Tragacete (Km 300) aprovecho la parada para esperar a dos compañeros rezagados para comerme el segundo helado de la ruta.
Las cuestas hasta Zafrilla son exigentes y la llegada al pueblo se hace dura.
Salimos de Zafrilla para afrontar la noche. Afortunadamente las fuerzas con el joven se han equilibrado (la experiencia es un grado) y voy tirando los últimos 180 Km lo que permite ir a mi ritmo, respirar, disfrutar la noche y devolverle el favor por su generosidad durante el día.
Paramos a desayunar en Cariñena y para Zaragoza.
Bueno, ahora un fin de semana de relax (llevo en dos fines de semana dos brevets de 600 km) y para los Alpes a hacer el viaje del año (si en el trabajo no pintan bastos, que nunca se sabe...).
Un saludo.
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