lunes, 24 de junio de 2024

Crónica de la Brevet 1.000 Km Laloubere-Angulema. 20-06-2024

 

Fueron 1.006 Km y 8.400 metros de desnivel que pude hacer en un tiempo total de 51 horas y 40 minutos.

El recorrido, que desde el sur de Francia sube hasta el estuario del Ródano y vuelve por el Perigueux al punto de partida, fue el siguiente:



En la salida nos dimos cita cuatro corredores pero como la organización había homologado tres recorridos (todos de 1.000 Km) nos dividimos entre las diferentes opciones y me tocó afrontar la ruta en solitario.

Preámbulo. La presurosa vuelta al medio fondo.

Tienes que improvisar, que vencer, que adaptarte (de la Película el Sargento de Hierro).

El veinte de Junio debía estar apurando mi primera semana de vacaciones allá en los Alpes. Tenía un proyecto interesante de más de 2.000 Km para estas fechas pero, como bien decía el bueno de Toño, en esta vida hay que dar y recibir y consideré que en el trabajo esta vez me tocaba lo primero. Así que decidí partirme las vacaciones (tres días en Junio y seis en para Julio) y desechar el plan alpino.

Lo hice de buen grado porque cuando una ventana se cierra otra se abre y llegó la ocasión de abordar un viejo proyecto:bajar de las cincuenta horas en una brevet de 1.000 Km.

Lo intenté una vez, hace ya una década, y no pudo ser al terminar en 51 horas y 20 minutos.

Reconozco que revisé aquella hoja de ruta mirando las horas de paso por los diferentes controles y analizando los errores: dónde perdí tiempo y por qué.

Y pese a jugar fuera de casa y batirme en solitario creí firmemente en lograrlo.


Servidor en la salida.


Capítulo 1. Por respeto al oficio.

Rocky: Escucha Germán: deja lo que sea que sea. A veces tirar la toalla no es tan malo.

Germán: Rocky, una vez leí una historia de boxeo. Contaba la pelea de un viejo boxeador con más de cien combates a su espalda y una joven promesa. (…). La pelea era desigual, el viejo boxeador sabía que iba a perder, pero tenía que luchar, tenía que aguantar. Lo hacía por él, ¿entiendes?, por sobrevivir. Tengo que hacerlo Rocky, tengo que hacerlo y nada más.

Rocky: ¿Quién gano el combate?

Germán: El joven

(de la película El Crack II)

Los partes del tiempo no daban pie a mantener la fe si quiera en terminar: lluvia y viento durante todo el viaje.

Pensé en mandar a freír espárragos el proyecto y hacer algo por mi cuenta en condiciones más propicias pero me dije, con bastante acierto, que si esto hubiese sido la Race Around Aquitania con una inscripción de doscientos pavos pese a toda el agua vociferada por la meteo france tomaría la partida.

Bajo esta perspectiva me pareció una falta de respeto al oficio, al organizador y a los demás participantes hacer una espantada de última hora.

Ve a la salida, cumple tu palabra y luego ya veremos en qué acaba todo esto, me dije.

A las cuatro de la tarde, la hora inicial del comienzo, llovía con mucha fuerza y el organizador me dijo que podía salir cuando quisiese. Tras consultar los pronósticos del tiempo me decanté por posponer el inicio hasta las seis de la tarde, momento en el que ya sólo chispeaba. 


Haciendo tiempo hasta las seis de la tarde  bebí  más agua que Harpo Marx ante un discurso así que tuve que hacer varias paradas al principio, que también aproveché para hacer alguna foto.



A las diez y media de la noche se echa a llover y ya no pararía hasta las cinco de la mañana. A partir de ese momento pude sacar el móvil (lo llevo a buen recaudo para evitar que el agua lo estropee) y hacer alguna foto.



La temperatura durante la noche fue muy agradable (en torno a los 15º C) así que la lluvia no me perjudicó en exceso. Voy bien de tiempo, luce el Sol y disfruto mucho de la región con mención especial el estuario del Garona y los alrededores de Angulema.













A Angulema (Km 500) llego en 22 horas y con muchas opciones de conseguir mi propósito. 



Capítulo 2. Sin milagros.

Creo que descubrirás cuando toda esta mierda haya terminado, creo que descubrirás que eres un hijo de puta muy feliz. Lo que ocurre Butch es que ahora posees habilidad. Pero, por muy doloroso que sea, la habilidad no perdura y la tuya no tardará en desaparecer. Bien, es una Ley de vida muy dura joder. Pero es una ley de vida con respecto a la cual vas a tener que ser realista. Verás, este negocio está lleno hasta los topes de cabrones poco realistas. Hijos de puta que creían que sus culos iban a envejecer como el vino. (de la película Pulp Fiction)

Mis opciones en el 2014 se desvanecieron en las tres primeras horas de la segunda noche donde me deshice y perdí mucho tiempo rodando penosamente y parando aquí y allá para solventar el trance.

Lo veo claro y doy un garbeo por Aixe Sur Vienne (Km 600, 27 horas y media desde la salida) en busca de un hotel: ducha y dos horas de cama para afrontar la parte final como una centella.

Pero no encuentro nada y prosigo la marcha.

Solvento este tramo nocturno con dos paradas (de cuarenta minutos cada una) más que para dormir (sólo conseguí hacerlo durante unos diez minutos porque no soy de sueño fácil) para dejar pasar la noche que, exceptuando la primera, se me atragantan de mala manera y no encuentro la motivación para seguir en la carretera.


A Brantome (Km 680) llego a las 3:15 de la madrugada tras 33 horas y 15 minutos desde la salida y aún mantengo las opciones de bajar de las 50 horas. 



Capítulo 3. Aquellas montañas.

Odio Vietnam. No hay ni un solo caballo en todo el país. Hay algo intrínsecamente malo en eso (de la película la Chaqueta metálica).

El día salió gris, oscuro, con lluvia y viento, a ratos de costado a ratos en contra.

Así que en Sainte Foy La Grande (Km 775, 40 horas desde el inicio) hinco la rodilla y liquido la fantasía de poder acabar la brevet en menos de 50 horas.

Hace un día infernal y he activado el modo supervivencia, con llegar de día y evitar rodar un segundo más de noche me vale.

Aparcado el reloj me desmonto para remontar la calle principal, ocupada por una nube pesada y amorfa de turistas, paraguas y tenderetes, en busca de una panadería para echar un café y comer algo. Ya no hay prisas y me contagio del ambiente lento y decadente del lugar.

Después prosigo mi camino mientras el viento del atlántico bate la región sin piedad, sabedor que ningún obstáculo se interpondrá en su propósito de machacar a los que allí habitan y a los que, por casualidad, osamos atravesar sus dominios.

Nunca quise tanto a mis montañas como en aquellos momentos, mis montañas siempre han aplacado la ira Atlántica como un manotazo ahuyenta a una mosca.  

Pero aquí no las hay, tampoco veo ninguna piscina, ¿pero para qué querría esta gente una piscina? me digo a mí mismo.

Y así, abstraído en mis pensamientos, el agua y el viento resultan irrelevantes y acabo en 51 horas y 40 minutos.


Aprovecho las treguas que da el agua para hacer alguna foto.





El organizador, que ha venido a recibirme (y traerme algo para cenar) cosa que siempre es de agradecer, me hace esta foto. 



La verdad que ha sido un proyecto muy bonito y ahora veremos si no pasa otra década para volver a intentarlo. 





2 comentarios:

  1. Enhorabuena por esta aventura. Que se haga más grande, si cabe, en la colección increíble que guardas.

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  2. Bravo! Encima ya con dos brevets de 600 km a tus espaldas!! A ver con que nos sorprendes en la próxima!

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