Por aquí se suele mirar mucho al norte, a los célebres Pirineos, y es que en el sur, a nuestra espalda, queda un territorio quebrado y difícil donde las subidas son nerviosas, cortas, caprichosas, como eléctricas.
Cuando la brújula marca el sur ya no hay tregua y navegamos por unos montes llenos de sobresaltos, no hay un kilómetro llano, todo son pequeñas batallas y las conquistas se consiguen a base de empujones.
De esta barriada Santo Domingo es el jefe, aquí la tierra bostezó fuerte, de eso no cabe duda, y desde su cima desafiamos a los mandamases de la geografía aledaña, como al Tozal de Guara, al Moncayo, al Orhi, a Collarada y a cualquiera que se ponga por delante.
Sí, Santo Domingo es un tipo duro de verdad.
Desde Longás se salvan 770 metros de desnivel en 11 kilómetros de espectacular belleza e intermitente exigencia.
La subida sólo es apta para la bicicleta de montaña.
Samuel Porcel Dieste
Excelente muestra de la dificultad y de la exigencia que obliga (a los valientes) a hacer uso de la bici de montaña. Los contrastes de luz, la vegetación nevada, ¿quién da más?
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