Las fotografías las realicé el pasado martes en el siguiente
itinerario (en negrita los puertos): Larués- Santa Bárbara- La Peña- Túnel
de la Manzanera- Nocito- Cuello Bail- Serrablo- Boltaña- Foradada- Campo- Aguasclaras- Laguarrés- Benabarre- Barbastro- Berbegal- Grañén-
Huesca- Ayerbe- Sierra Mayor- Luesia-
Uncastillo- Baztanés- Sos- Navardún-
Cuatro Caminos- Los Pintanos- Bagüés- Laurés.
Fue una vuelta al Prepirineo aragonés de 506 Km y unos 6.000
metros de desnivel. La ruta me llevó 25 horas (22 horas y 50 minutos sobre la
bicicleta).
Sólo hay fotografías de los primeros 250 kilómetros porque
allí la cámara se estropeó. Una lástima.
A mi hermano, que me inculcó su pasión por el cine.
Capítulo 1. Asignatura pendiente.
“Todos tenemos un tope
de combates capaces de pelear; nadie te dice cuál es ese tope” (de la película Million dollar baby).
Ya, ya sé que en los en los días previos a un gran reto, en
mi caso el 3 de agosto, no conviene forzar demasiado. Conozco la teoría.
Sin embargo quería
realizar una ruta de estas características desde mi casa.
Y dudé, lo medité, porque
tenía miedo a acabar reventando ya sin margen de mejora, todo no se puede
tener, me dije varias veces.
Pero, al final, decidí vivir el presente, aparcar las
especulaciones y jugar a ganar.
Capítulo 2. Volver a
empezar.
“Para matar una mosca con un martillo no basta con tener
el martillo en la mano, hace falta saber done está la mosca; y si uno sabe donde
está la mosca ¡para qué coño quiere el martillo!”(de la película El Crack II).
La visión sobre los paisajes es diferente cuando por delante
quedan cientos de kilómetros, el vértigo ante la magnitud del recorrido hace
que todo sea distinto y se experimentan nuevas sensaciones en los caminos
conocidos.
Y esta vez la subida al túnel de la Manzanera no se me hizo
larga, ni el puerto del Serrablo pesado, ni Foradada anodino.
Es la magia del cicloturismo de larga distancia.
Túnel de la Manzanera y una vista sobre Lúsera.
Puerto del Serrablo.
Foradada.
Aguascaldas.
Laguarrés
La última foto, cerca de Barbastro.
Capítulo 3. Sesión
continua.
“Podemos ir a donde queramos” (de la película Cowboy de
media noche).
Anochecía lentamente sobre el desierto y el anunciado cierzo
no presentaba batalla, al poco de pasar Barbastro todo invitaba al optimismo y
en Grañén (Km 320) lo vi claro.
Iba sobrado de fuerzas y conservaba la paciencia así que me
decanté por virar hacia el norte, atravesar Huesca, rodar hasta Ayerbe y entrar
en la provincia de Zaragoza por el Puerto de Sierra Mayor en vez de hacerlo por
el llano, tal y como había planificado.
(NOTA: Una pena no tener fotografías de este tramo. A
destacar el atardecer sobre Los Monegros, en un horizonte infinito, y la
panorámica, ya de noche, sobre Huesca).
Y la subida a Sierra Mayor (Km 380) dejó momentos
impagables, indescriptibles.
Bajo un cielo estrellado y dentro de una cálida brisa pude
divisar un sinfín de pequeños pueblos iluminando el terreno y, un poco más
allá, el resplandor de la ciudad de Ejea.
Capítulo 4. El Crack.
“…pero aquí es una carretera mala, el viento la erosiona,
ondula el camino como una piel vieja, hace vibrar el chasis hasta hacerlo
polvo” (de la película El salario del miedo)
A partir de Fuencalderas
(Km 400) la carretera, que tiene innumerables repechos aunque pica para abajo
hasta llegar a Uncastillo (Km 430), es una sucesión de curvas sobre un firme
lleno de baches y agujeros, regadas con gravilla y donde apenas pueden verse
las líneas blancas que delimitan el asfalto.
Cuando llegué a Uncastillo estaba reventado y en la subida
al puerto de Baztanés tuve que concederme tres o cuatro paradas. Me desmontaba,
bajaba la cabeza, cerraba los ojos durante unos veinte segundos, los abría,
sacudía la cabeza como queriendo desperezarme y volvía a montarme en la
bicicleta.
Lo cierto es que las piernas me respondían pero había
fundido la vista escrutando aquel descenso lleno de trampas y ahora me costaba
mantener los ojos abiertos.
Hasta Urriés (Km 470) avancé por inercia, como grogui, y el tiempo se me pasó volando pero cuando
amaneció recuperé totalmente la consciencia.
Capítulo 5.
Asignatura aprobada.
“Los tipos gordos como tú me gustan mucho porque cuando
caen de espaldas hacen mucho ruido” (de la película El bueno, el feo y el
malo).
Lo que más ilusión me hacía de la ruta era afrontar, tras el
amanecer, los puertos de Cuatro Caminos y Bagüés pero cuando llegó la hora no
disfruté el camino porque lo hice enrabietado, queriendo llegar cuanto antes y
marqué un ritmo fuerte, no había podido recuperarme del desgaste psicológico de
aquella bajada tan peligrosa.
Al menos me quedó la maravillosa sensación de acabar un gran
viaje en la puerta de mi casa.
Es difícil de explicar.
Muy buenas tus alusiones cinematográficas en tu cuaderno de bitácora, y ánimo para el reto del 3 de agosto, que seguro lo sacas adelante. Un abrazo de tu hermano.
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