Las fotografías las realicé el pasado sábado en el
itinerario descrito en el título. Fueron 198 Km y unos 2.100 metros de
desnivel.
Quedó un día duro porque las batallas contra el frío (-4º C
a la salida) son siempre batallas perdidas y, al final, y ya sin la compañía
del Sol, este golpeó sin piedad.
En días así no existe el cansancio porque la acumulación de
kilómetros es irrelevante en comparación con el frío que va calando en el
cuerpo.
Y el frío es siempre pesado, una carga difícil de
sobrellevar.
Por lo general en jornadas así suelo retroceder y recortar
la ruta prevista porque hay que dosificar los sobreesfuerzos, hay que
administrar el sufrimiento. En ocasiones, y de cara al futuro, una batalla no
librada es la mejor de las victorias.
Sin embargo hay días, como el pasado sábado, donde la
curiosidad y el gusto por el oficio te obligan a seguir el plan previsto
asumiendo, sin rechistar, la cuenta que los excesos dejarán en tu mesa.
Sé que a esta victoria le seguirá una derrota porque la
capacidad de sacrificio es limitada pero mereció la pena.
El Río Cinca desde Aínsa
Termómetro en Campo sobre las 11 de la mañana. En los descensos y en las sombras, mucho frío.
Iglesia de Campo
Subida al Balneario de Vilas del Turbón. Los últimos 5
kilómetros están en obras sucediéndose los tramos de tierra con los de grava.
La subida, que empieza, según recuerdo, en Aguascaldas, tiene 12 Kilómetros y
salva, aproximadamente, 600 metros de desnivel. Lo más duro es el comienzo pues la carretera adopta
un trazado muy rectilíneo y uno tiene la sensación de ir “clavado” y no
avanzar.
Buenas vistas y asfalto impecable camino de Serraduy.
La Puebla de Roda.
Vistas cerca de Capella y una foto del puente medieval de esta localidad.
Nunca había oído hablar del puerto (aproximadamente 900 metros
de altitud) que acomoda la tranquila carretera HU-V-6441 (entre Graus y
Tierrantona) y me pareció espectacular. De las subidas asfaltadas que conozco,
que no son pocas, la mejor de la provincia de Huesca.
Amén de dejar unas vistas impresionantes, indescriptibles,
atraviesa pintorescas localidades y, rizando el rizo, un monasterio budista.
Troncedo
Formigales
Una foto de los últimos kilómetros.
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