Las
fotografías las realicé el pasado sábado en el itinerario descrito en el
título. Fueron 202 Km y unos 3.000 metros de desnivel.
Los
pronósticos meteorológicos no eran muy halagüeños pero lo primero es madrugar
que en la cama seguro que no se suma.
Cuando
salí, sobre las siete y media, hacía una mañana para enmarcar y durante los
primeros kilómetros, dentro de un aire templado que al tacto parecía algodón,
fui planeando el recorrido.
Pero
aquel proyecto se fue al traste cuando me pilló la tormenta y como no llegué a
contar tres segundos entre el rayo y el trueno decidí avanzar a toda velocidad,
sin mirar atrás, sin parar a ponerme el chubasquero.
Cuando
andaba empapado el viento se animó y supe que ya no sería posible entrar en
calor.
Tan
sólo llevaba dieciséis kilómetros y decidí seguir porque, y para que quedase
como una simple anécdota, tenía que diluir entre varias horas de diversión
aquel mal trago bajo la tormenta.
Una
bonita mañana de primavera.
Hasta
que se hizo la tormenta y la carretera quedó cubierta de granizo.
Undués
de Lerda
Vuelta
a la primavera.
Castillo
de Javier
Subida
al Monasterio de Leyre.
Liédena
Puerto
de Olaz
Sangüesa
Dos
vistas sobre Gordún y una foto de Petilla de Aragón.
Ruesta
y una foto de Cuatro Caminos.
Undués
Pintano y Pintano
Oroel
y San Juan.
Samuel Porcel Dieste Samuel Porcel Dieste Dieste
Esa carretera blanca, granizada, de tan humilde, desconocida, me parece un camino casi heróico.
ResponderEliminarPero, admite una sugerencia: hasta el mismísmo Cid, se habría desmontado y, sin que nadie le viera, se habría puesto el chubasquero.
Toma nota. Queda mucho camino.
Pero no me puse el chubasquero porque, y bajo los rayos, no quise perder ni un segundo, y cuanto antes, aún mojado, saliese del atolladero, mucho mejor.
ResponderEliminarMás vale acabar empapado que socarrado.
Salud.