Y en la estación ya nadie espera al tren pero eso, a él, le
da igual y seguirá pasando y seguirá parando.
Y el pueblo de Escusaguás se quedó sin corazón pero eso, al
Sol, le da igual, y allí sigue iluminándolo.
Y las obras escupen polvo y tierra pero eso, al aire, le da
igual, y allí sigue, limpio y verdadero.
Y el camino se corta abruptamente, y no da pie a rutas
largas, pero eso, a mí, me da igual, porque lo importante no es hasta donde se
puede llegar sino lo que se va sintiendo en el camino.
La subida tiene 14 kilómetros y salva 572 metros de desnivel.
Caballo Loco creyó que no volvería a ver llover, habiendo
sido el suelo usurpado por los ferrocarriles, pero allí los indios quedaron
equivocados porque, a un milímetro del ruido y la gasolina, y sus tres carriles,
se guarda este lugar verde esperanza.
Mapa:
Enormes fotografías, como puñetazos de verdad y de emoción a las cacatúas del "progreso".
ResponderEliminarEl texto tambien llega a donde tiene que llegar. A mí, al alma.
Aúpa Mikel. Como siempre usted tan exagerado.
ResponderEliminarYa me contaron su exhibición en la MEDIA (que todo hay que decirlo) "sanjorjada"
Nos vemos, Dios mediante, mañana por la gran ciudad.