Son 12 fotografías, con un breve comentario tomado de la obra de Jack London (en cursiva el relato del que está tomado el comentario), que sintetizan lo que fue ese mes desde el punto de vista ciclista.
Enero. La llamada de lo salvaje. Y durante otro invierno
más, erraron por los senderos desvanecidos, usados antaño por los hombres que
los habían precedido.
Marzo. La llamada de lo salvaje. El viaje por el Ártico,
ya despojado de su exotismo y su romanticismo, se transformó en una realidad
demasiado cruda para sus naturalezas.
Abril. La llamada de lo salvaje. El silencio fantasmal
del invierno había dado paso al gran murmullo primaveral del despertar de la
vida, que surgía de la tierra repleto de alegría.
Mayo. La Hoguera. Sin embargo, allí estaba él, (...),
hallándose solo y, a pesar de ello, se había salvado. Lo único que había que
hacer era no perder la cabeza, y él no la había perdido.
Junio. La llamada de lo salvaje. Pero lo que más le
gustaba era correr bajo la suave luz de las estrellas durante las noches de
verano, escuchando los murmullos amansados y somnolientos del bosque, leyendo
sus signos y sus sonidos, igual que un hombre lee un libro (...)
Julio. La Hoguera. Arrinconó este pensamiento en el fondo
de su mente, negándose a admitirlo, y aunque a veces la idea se desmandaba y
salía de su escondite, exigiendo se le prestara atención, él la rechazaba,
esforzándose en pensar en otras cosas.
Agosto. La Hoguera. Trató de imponerse a esta idea, de
rechazarla, pensando en otras cosas, pues se daba cuenta de que tal pensamiento
le producía verdadero pánico, y el mismo pánico le daba miedo. Pero la
aterradora idea triunfó y permaneció.
Septiembre. Por el hombre que está en la pista. (…)
haciendo un desesperado esfuerzo, se dirigió a la puerta con paso firme y
aparentando un vigor y una ligereza que estaba muy lejos de poseer. (…) él no
podía evitar que, a veces, apareciera en su rostro una mueca de extenuación.
Octubre. La llamada
de lo salvaje. La duda se leía en su rostro, pero su espíritu combativo
(ese espíritu combativo que supera todos los obstáculos, se niega a admitir la
derrota y hace oídos sordos a todo, salvo al clamor de la batalla) había
despertado de su letargo.
Noviembre. La llamada de lo salvaje. Ya en otoño, se
adentraron por una extraña región de lagos, silenciosa y triste, que, aunque en
el pasado había estado habitada (…) ahora no tenía vida ni signos siquiera de
ella.
Diciembre. La llamada de lo salvaje. Antiguos anhelos
nómadas manan, y liman la cadena de la costumbre; de nuevo de su sueño invernal
el atavismo salvaje resurge.
Al final he podido realizar 15.864 Km en un total de 121 salidas.
Ahora a ver qué pasa en el 2.015.
Un saludo.
No recuerdo qué feliz día de 2014 encontré este blog y algunas de esas imágenes las puedo asociar a rutas muy interesantes. Sin duda, has hecho un resumen muy personal, que es lo que debe ser un blog, a mi entender.
ResponderEliminarQue sigas disfrutando igual en 2.015.
Feliz año!!
Gracias y a ver si coincidimos en algún reto durante el 2.015.
ResponderEliminarUn saludo y feliz año.
Citas, pasajes, paisajes variopintos pero con un núcleo común, como debe ser. Un abrazo kilométrico. T.H.
ResponderEliminarSamuel, ¡qué gran realidad la cita de Marzo¡ ¡qué el romanticismo te acompañe siempre en tus salidas¡.
ResponderEliminarSaludos
Gracias.
ResponderEliminarEs que el ciclismo, aparcando lo que la industria nos quiere vender (cuadros de carbono, marchas con clasificaciones y doscientos cincuenta mil avituallmientos y mecánicos, pulsómetros, entrenamientos, dietas, barritas energéticas,....) si se entiende como una gran aventura, como un magnífico viaje (independientemente de los kilómetros, que siempre prima la calidad) es puro romanticismo.
Un saludo.